Estimaciones recientes indican que al menos 171 millones de personas en todo el mundo sufren de diabetes, y que para el año 2030, este número se duplicará.
El estudio, llevado a cabo por James Gangwisch, doctor de la Universidad de Columbia en Nueva York (Estados Unidos), exploró la relación que hay entre la duración del sueño y el diagnóstico de la diabetes durante un período de 8 a 10 años (entre 1982 y 1992) y entre 8.992 personas de entre 32 y 86 años que participaron de la investigación.
Los resultados indican que aquellos individuos que informaron dormir 5 o menos horas, y aquellos que dijeron dormir 9 o más horas tenían muchas más probabilidades de padecer diabetes, que las personas que dormían 7 horas, incluso después de ajustadas variables como la actividad física, la depresión, el consumo de alcohol, la educación, el estado civil, la edad, la obesidad y los antecedentes de hipertensión.
Para el Dr. Gangwisch, el efecto del sueño de corta duración sobre la incidencia de la diabetes se relaciona en parte con la influencia que ese tipo de sueño tiene en cuanto al peso corporal y a la hipertensión. Los estudios experimentales han demostrado que la privación de sueño disminuye la tolerancia a la glucosa y que comprometen la sensibilidad a la insulina, al aumentar la actividad del sistema nervioso simpático, los niveles nocturnos de la hormona cortisol, y al disminuir también la utilización de la glucosa cerebral.
El aumento de la carga sobre la resistencia a la insulina del páncreas puede, con el tiempo, comprometer la función de las células y conducir a la diabetes tipo dos.
"Si el sueño de corta duración aumenta la resistencia a la insulina y reduce la tolerancia a la glucosa, las intervenciones para mejorar tanto la cantidad como la calidad del sueño podrían ser potenciales tratamientos y medidas de prevención primaria como para la diabetes."
Fuente: New York Post