martes, 4 de diciembre de 2007

Los bebés heredan el gusto por las verduras de sus madres

La madre puede ayudar a que su bebé desarrolle precozmente el gusto por las frutas y las verduras si las come durante la lactancia y si se las ofrece regularmente con los primeros alimentos sólidos, aunque al principio no los acepte con entusiasmo.

El consumo de frutas y verduras reduce el riesgo de obesidad y ciertos cánceres. Sin embargo, muchos adultos y niños no consumen la cantidad diaria adecuada, escriben en Pediatrics las doctoras Julie A. Mennella y Catherine A. Forestell, de Monell Chemical Senses Center, en Filadelfia.

"El mejor indicador de cuántas frutas y verduras comen los niños es saber si les gustan los sabores de esos alimentos -declaró Mennella-. Si logramos que los bebés aprendan a disfrutarlos, podremos inducirlos a comer saludablemente."

Mennella y Forestell hallaron que las experiencias sensoriales tempranas promueven la aceptación de los alimentos y los hábitos alimentarios saludables.
Al azar, las autoras dividieron en dos grupos a 45 bebés de entre 4 y 8 meses de edad, 20 de los cuales tomaban leche materna. Un grupo recibió arvejas durante 8 días consecutivos, mientras que el otro grupo comió arvejas y duraznos en ese período. La aceptación de ambos alimentos se midió antes y después de la exposición reiterada; Según las autoras, la lactancia estaba relacionada con la aceptación inicial de las arvejas y los duraznos, pero sólo si la madre consumía esos alimentos regularmente.

"A los bebés lactantes les gustaban más los duraznos, como a sus madres, que en general comían más frutas que las madres que alimentaban a sus bebés con fórmula", indican las autoras. Ellas sugieren que, quizás, esa mayor aceptación infantil de los duraznos se deba a una mayor exposición al sabor de la fruta por la leche materna.

"Es un sistema hermoso -describió Mennella-. Los sabores de la dieta materna se transmiten a través del líquido amniótico y de la leche materna. De modo que un bebé aprende a disfrutar el sabor de un alimento si la madre lo come habitualmente."

Ambos grupos de madres dijeron que comían arvejas y verduras de hoja verde con poca frecuencia (menos que las cantidades recomendadas) y no se observaron diferencias en la cantidad de arvejas que comieron los bebés lactantes y los bebés alimentados con fórmula la primera vez que se les ofrecieron los vegetales.
Tras el primer rechazo, el ofrecimiento reiterado de las arvejas durante 8 días, con o sin duraznos, triplicó la aceptación y el consumo de los vegetales en ambos grupos.

"Los bebés nacen con un rechazo a los sabores amargos -explicó Mennella-. Si las madres quieren que sus hijos aprendan a comer vegetales, en especial los de color verde, deben darles las oportunidades de probar esos alimentos."

Los resultados del estudio sugieren también que las madres no deberían desistir de un alimento sólo porque sus hijos hacen muecas cuando los prueban. En el estudio, las expresiones faciales de los bebés no siempre coincidían con su deseo de seguir comiendo un determinado alimento.

Ovalo de la Salud

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