El nuevo proceso, cuya patente ya ha sido solicitada, garantiza la estabilidad y seguridad propia de los jugos tratados térmicamente, además de conseguir un ahorro energético del treinta por ciento con respecto a los procedimientos convencionales de pasteurización.
El trabajo ha sido desarrollado en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (CSIC) de Valencia y dirigido por el investigador José Vicente Carbonell.
«Los jugos pasteurizados refrigerados que se obtienen mediante este procedimiento mantienen mejor el aroma y el sabor del zumo fresco, sin detrimento de su estabilidad ni de su seguridad», explica Carbonell.
El proceso desarrollado se basa en extraer el zumo y separarlo, por centrifugación, en dos fracciones: una mayoritaria y con muy bajo contenido en pulpa, y una menor, rica en pulpa pero suficientemente fluida para su tratamiento térmico en intercambiadores de calor.
Separadas las fracciones, cada una de ellas se somete a tratamientos térmicos de diferente intensidad, más suave en la fracción mayoritaria, donde sólo es necesario destruir los gérmenes, y más intenso en la fracción rica en pulpa, donde se ha concentrado la actividad pectinmetilesterasa (PME) que hay que inactivar.
Estas enzimas (PME), según Carbonell, son las que alteran las propiedades físicas y sensoriales del jugos original.
Con el proceso desarrollado por los investigadores del CSIC, entre el 75 y el 80% del jugos se trata a temperaturas de unos 60 grados, con lo que se destruyen los gérmenes y se mantiene el sabor «a fresco» en esta fracción mayoritaria, sin que aparezca el gusto «a cocido» que se suele manifestar a partir de los 70 grados, como se ha comprobado en los ensayos de cata.
La fracción pulposa (entre el 20 y el 25% restante) se pasteuriza a temperaturas de 85 a 90 grados y se mezcla en condiciones asépticas con la otra fracción antes de proceder al envasado del producto. «El sabor de la fracción mayoritaria, el jugos con sabor a fresco, domina en la mezcla final», señala Carbonell.
El jugos así obtenido es estable desde el punto de vista microbiológico, y permanece en él una pequeña actividad de enzimas PME «insuficiente para que el zumo pierda calidad durante la vida comercial habitual de los jugos pasteurizados refrigerados, que se prolonga hasta los dos meses».
En ensayos de ordenación de las muestras por la intensidad de sabor a fresco, realizados por un panel de 46 catadores expertos, el zumo de mandarinas clementinas obtenido en la planta piloto del Instituto según este procedimiento «se ha confundido con el zumo fresco original», asegura el investigador valenciano.
FUENTE: Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos de Valencia