
El estudio publicado en la revista Psicología Clínica: Ciencia y Prácticaanalizó a fondo la relación entre la obesidad y la depresión, es decir cómo una patología puede conducir hacia la otra .
Los autores explicaron que a las personas con obesidad les afecta tanto su apariencia como la conciencia de que su salud está en peligro. Un dato a tener en cuenta es que ambas sensaciones son mucho más frecuentes entre los hombres y mujeres de clases económicamente altas , que son más concientes de su aspecto y de los riesgos que implican esos kilos de más.
Por otro lado, la depresión tiene efectos sobre el cuerpo, ya que los niveles de hormonas cambian y el sistema inmune se resiente. La tristeza altera la forma normal de comportarse y, por lo tanto, no se pueden cuidar bien a sí mismos, comen demasiado o se niegan a seguir una dieta. Toda esta batería de síntomas hace que sea mucho más probable que aumenten peligrosamente de peso.
Los autores del estudio recalcaron que ambas enfermedades se deben tratar en paralelo , en vez de atender a cada una por separado. Recomendaron el ejercicio y las terapias de reducción de stress para ambos males, y aconsejaron tener cuidado con las dietas y los antidepresivos , ya que las primeras cambian el estado de ánimo y los segundos pueden causar un aumento de peso.